El alcohol suele asociarse con el placer. Sin embargo, pocas personas disfrutan el sabor del alcohol cuando lo descubren por primera vez, y muchas dejan de disfrutarlo cuando se ha convertido en el hábito insidioso que controla sus vidas.
Entonces, ¿por qué el cerebro traduce, a veces “falsamente”, esta relación automática entre alcohol y placer?
En realidad, cuando se consume alcohol, el cerebro libera dopamina: se estimula el placer.
De hecho, el alcohol es un gran estimulador artificial del placer. Por tanto, nos sentimos tentados a tomar otra copa, ¡porque el placer siempre vuelve!
¡Afortunadamente existen alternativas saludables y sabrosas gracias a las bebidas sin alcohol!
El problema: ¿realmente estamos hablando de placer?
Cuando bebemos alcohol con regularidad, nuestra relación con el placer se desequilibra. De hecho, nuestro circuito de recompensa ha estado condicionado por el hábito. Nos pide consumir, ya no por placer (después de X número de cervezas, ¿dónde está?), sino por un deseo motivado de no sufrir abstinencia.
Al eliminar los antojos, el objetivo es volver a nuestro estado normal, ¡no sentirnos mejor! El alcohol se convierte en una estrategia no para el placer, sino para evitar lo desagradable.
¡Qué diferencia hace!
En este artículo, analizaremos más de cerca la relación entre el alcohol y el placer, así como los riesgos asociados con su consumo excesivo. También hablaremos de sobriedad y consumo responsable, para encontrar el equilibrio entre placer y bienestar.
Los placeres del alcohol: ¿mito o realidad?
Es cierto que el alcohol puede aportar sensación de placer y relajación. Cuando bebemos, nuestro cuerpo libera dopamina, un neurotransmisor que desempeña un papel clave en el circuito de recompensa. Esto crea una sensación agradable que nos anima a seguir bebiendo.
Sin embargo, es importante entender que esta sensación de placer es artificial y pasajera. El alcohol actúa estimulando el sistema de recompensa del cerebro, pero también puede causar daños a largo plazo a nuestra salud física y mental.
Los riesgos del consumo excesivo de alcohol

El consumo excesivo de alcohol puede tener graves consecuencias en nuestra salud. Puede provocar adicción, problemas hepáticos, deterioro cognitivo, trastornos del estado de ánimo, problemas de sueño y muchas otras complicaciones.
Por ello es fundamental beber con responsabilidad y conocer nuestros límites. El consumo excesivo de alcohol no sólo puede dañar nuestra salud, sino también nuestras relaciones, nuestro trabajo y nuestra calidad de vida en general.
Y luego, digámoslo sin rodeos. Hoy encontramos, por ejemplo, cervezas sin alcohol fabulosos en términos de sabor y que permiten compartir un momento de convivencia en total sobriedad!
Sobriedad: una verdadera alternativa saludable
La sobriedad no significa renunciar al placer, sino redescubrirlo de forma sana y equilibrada. Nos permite reconectarnos con nuestras emociones, cuidar nuestro cuerpo y mente y disfrutar al máximo de la vida sin depender del alcohol.
La sobriedad ofrece muchos beneficios, como una mejor salud física y mental, una mayor claridad mental, una mejor calidad del sueño, relaciones más auténticas y una mayor satisfacción con la vida.
Consumo responsable de alcohol
Si opta por consumir alcohol, es importante hacerlo de forma responsable. Esto significa conocer sus límites, saber cuándo decir que no y no beber bajo la influencia.
A continuación se ofrecen algunos consejos para un consumo responsable de alcohol:
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Limite su consumo a cantidades moderadas. La Organización Mundial de la Salud recomienda no exceder 2 tragos estándar por día para hombres y 1 trago estándar por día para mujeres, con 2 días sin alcohol durante la semana.
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Alterna bebidas alcohólicas con bebidas no alcohólicas para mantenerte hidratado y evitar beber demasiado. Por ejemplo, puedes empezar la velada con una copa de vino, luego un vaso de agua y finalmente terminar con una copa de vino sin alcohol !
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Nunca conduzca bajo los efectos del alcohol. Utilice medios de transporte alternativos como transporte público, taxis o contrate a un conductor designado.
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Escucha a tu cuerpo y respeta sus señales. Si te sientes borracho o incómodo, deja de beber y cuídate.
¡El placer sin alcohol también mola mucho!

Es importante recalcar que el placer no depende necesariamente del consumo de alcohol. Existen muchas otras actividades y experiencias que pueden brindarnos placer y felicidad sin los riesgos asociados al alcohol.
A continuación se ofrecen algunas ideas para encontrar placer sin alcohol:
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Explora nuevas actividades: prueba nuevas actividades que te interesen, como bailar, pintar, hacer caminatas, hacer yoga, leer, etc.
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Pasa tiempo con tus seres queridos: organiza salidas y reuniones con amigos y familiares. Disfruta de tiempo de calidad y conexión sin necesidad de beber alcohol.
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Cuídate: tómate un tiempo para ti y haz cosas que te hagan sentir bien, como darte un baño relajante, meditar, practicar ejercicios de respiración, etc.
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Experimenta con nuevos sabores: descubre deliciosas y refrescantes bebidas sin alcohol, como cócteles sin alcohol, zumos de frutas frescas, infusiones, etc.
Para concluir…
El alcohol puede aportar sensación de placer, pero es importante consumirlo de forma responsable. El consumo excesivo de alcohol puede tener graves consecuencias en nuestra salud y bienestar.
La sobriedad ofrece una alternativa saludable que nos permite disfrutar la vida al máximo sin depender del alcohol. Hay muchas otras formas de encontrar placer y felicidad sin los riesgos asociados al alcohol.
¡Así que elijamos la sobriedad y encontremos el verdadero placer en la vida!