Las enfermedades hepáticas crónicas son responsables del 1,8% de todas las muertes en Europa y, en ausencia de políticas para reducir el consumo de alcohol, se espera que este porcentaje aumente.
En las últimas tres décadas, las muertes por enfermedades hepáticas crónicas han aumentado en un 25% y las por cáncer de hígado en un 70%. Si bien varios factores contribuyen, como los malos hábitos alimentarios y el sedentarismo, el alcohol es el principal agravante. Un estudio presentado en el congreso de la Asociación Europea para el Estudio del Hígado (EASL) sugiere que aumentar los precios y los impuestos del alcohol podría reducir potencialmente el cáncer de hígado en alrededor de un 5% y la enfermedad hepática crónica en un 7% para 2023.
El aumento de los impuestos sobre el alcohol plantea un importante problema de salud pública, como lo indica una investigación que utiliza datos epidemiológicos y de consumo de Francia, los Países Bajos y Rumania. Según María Buti, asesora de salud pública de EASL, Europa tiene las tasas de consumo de alcohol más altas del mundo. El modelo de estudio evalúa la posible reducción del consumo de alcohol en función de tres escenarios diferentes* y evalúa su impacto sobre la enfermedad hepática. Entre las diferentes políticas examinadas, el enfoque más eficaz fue aplicar un precio unitario mínimo (MUP) de 1 euro por "unidad de alcohol estándar", equivalente a 12,7 ml de alcohol puro o 10 g de alcohol. Si se aplicara este modelo de precios, una botella de alcohol destilado con un grado alcohólico del 40% no podría venderse por menos de 24 euros y una botella de vino no podría venderse por menos de 7 euros.
La industria del alcohol expresa su descontento
En respuesta a los críticos que califican estas medidas de "intrínsecamente regresivas" (que imponen una mayor carga fiscal a los hogares de bajos ingresos), el asesor de salud pública responde que los problemas relacionados con el alcohol también siguen este patrón. La industria del alcohol suele utilizar este argumento para oponerse a la implementación de estas políticas, alegando que impactarían negativamente a las comunidades más pobres y serían injustas. Sin embargo, el contraargumento es que los problemas de salud relacionados con el alcohol y la dieta también afectan desproporcionadamente a las poblaciones de bajos ingresos. Estas poblaciones tienen más probabilidades de sufrir enfermedades hepáticas crónicas y, por tanto, se beneficiarían de este tipo de impuestos, explica María Buti, asesora de salud pública.
Gravar el alcohol como forma de salvar vidas ha demostrado ser eficaz en Escocia y Gales. Estos países implementaron una política de precios mínimos en 2018 y 2020, lo que resultó en una caída de las ventas del 3,5% el año siguiente al aumento de precios. Un estudio publicado en The Lancet demostró que el precio mínimo de 50 peniques por unidad de alcohol en Escocia evitaba alrededor de 150 muertes al año relacionadas con el alcohol. El Dr. Jean-Pierre Thierry, asesor médico de France Assos Santé, afirma que la relación entre el aumento de los precios y la reducción del consumo es una certeza matemática. Este principio se aplica también al tabaco, donde los sucesivos aumentos de precios, el empaquetado genérico y el reembolso de los sucedáneos de la nicotina han contribuido a reducir el tabaquismo, especialmente entre los jóvenes.
*Se analizaron tres modelos de fijación de precios: precio unitario mínimo (MUP) de 1€ para el alcohol; una combinación de 0,7 € MUP y un impuesto a las bebidas azucaradas; una combinación de 0,7 € MUP, impuesto a las bebidas azucaradas y un impuesto volumétrico sobre el alcohol.